Cultura

Dentro de este pueblo tan marcado por la arquitectura de Regiones Devastadas, hay que destacar el edificio del Ayuntamiento, que data de 1949. Forma un bello conjunto con la parroquia, asomando a la plaza con un característico pórtico inferior.

Valsequillo se embellece con la Parroquia de la Inmaculada Concepción, templo de digna y cuidada arquitectura que se construyó en los años cincuenta por Regiones Devastadas, según proyecto de los arquitectos Daniel Sánchez Puch y Ángel Marchena. Su interior, a lo neoclásico, se ajusta a un plan de cruz latina, marcando sus tramos columnas jónicas, que se duplican en los machones del crucero, sobre cuyo tramo central voltea una cúpula.La cabecera se hace poligonal y también  se articula con columnas, aunque aquí se impone un neobarroco en las portadas laterales. Si el interior es solemne, no menos lo es el exterior, donde de alza una hermosa fachada con portada bien compuesta, que incluye columnas acanaladas. Junto a ella queda la torre, de ladrillo rojizo, rematada en cuerpo de campanas octogonales  y capitel con agujas  a su alrededor, todo ello decorado con azulejos azules. Así pues, se impone al exterior un conjunto neobarroco, característico de la arquitectura regionalista de Sánchez Puch.

Arquitectura Religiosa 1

La Guerra Civil arruinó el patrimonio escultórico local, que, aunque de escasa entidad, contó con varias imágenes, alguna tan devota como la de Jesús de la Expiración, que, al decir de Ramírez y de las Casas-Dezas, era muy venerada por las gentes de la comarca.

La Comisaría de Regiones Devastadas, al entregar la iglesia nueva por los años cincuenta, dejó en ella dos retablos. De éstos, el del presbiterio se desmontó a raíz de la reforma litúrgica emanada del Concilio Vaticano II. El que queda, se trata de un altar de gusto neoclásico, similar al que preside la iglesia de La Granjuela y que, como éste, parece fruto de una remodelación en la que se han integrado elementos procedentes de retablos antiguos, tales como las columnas de orden compuesto que flanquean la hornacina que alberga la efigie de la Inmaculada, advocación mariana ala que está dedicado el templo.

Las imágenes son de producción seriada, con excepción del candelero de la Virgen de los Dolores, que es obra de los años cincuenta de este siglo  y de escaso interés.