Ubicación

Valsequillo… Evocación de infancias menesterosas y al mismo tiempo felices…

Cuando llegas a contemplar el puñado de casas blancas agrupadas alrededor de su torre, esa visión familiar tantas veces vista en sueños, principalmente por los que por circunstancias no vivimos en él, te invade una ola de emoción. No puedes contenerte e inconscientemente una exclamación escapa de tus labios: ¡Valsequillo!. El hijo tanto tiempo ausente, ha regresado; tu figura y tu gente sigue latente en mi corazón.

Quizás si alguien te oyera, dirías que estas loco.

Nada de eso; por el contrario, sólo sufres un acceso de cordura. Cedes a un estado de exaltación, tanto tiempo reprimida y dejas que salga a la superficie y se traduzca en una acción concreta.

Se que mi proceder puede parecer una tontería, pero en ese momento te sientes dichoso.

La vida tiene momentos muy singulares, ocasiones en que la emoción alcanza su cima; más que reprimirla, hay que darle libre curso, pues, por un momento, retornamos a la admirable espontaneidad de la niñez.

¿Qué dónde está ubicado Valsequillo?
Por el Norte, descansa su cabeza
en la falda de una sierra: “La Trapera”,
de la Guerra Civil mudo testigo.
Más allá, su término reseco se apresura,
entre encinas y retamas abundantes,
con el ansia de remojar sus fauces
en las aguas tranquilas del río Zújar…
Busca mi pueblo al Sur del viejo río
que en línea sinuosa y brillante,
como trazada por mano de gigante,
separa mi región de Extremadura.
Lo hallarás con el nombre de Mellaria
en los libros viejos de los viejos pueblos,
hoy, como Valsequillo, una sola palabra
que provoca nostalgias entre sus hijos viejos.
Siempre lo encontrarás por Mayo
camino de su Ermita en Santa Romería,
con toda su gente cantando enardecida
al paso de la Virgen, a hombros cabalgando.
Y por el mes de Agosto a celebrar su Feria;
cuando sus hijos, cual si se dieran cita,
acuden cada año desde distintas tierras
a disfrutar unidos sus días de alegría.
Lo hallarás en sus gentes, entre copas de vino,
como nativos buenos en torno a sus recuerdos,
como hijos o hermanos que separo el destino,
como chispas que lejos, brotan de un mismo fuego.
Y puedes encontrarlo, en fin, en el embrujo
de su plaza en sus noches de verano,
çen su fuente luminosa, en su murmullo,
que invita a sumergirse en el descanso…
Y en el gesto expresivo de los niños
que dando rienda suelta a sus impulsos,
en la ciudad tanto tiempo reprimidos.
Hasta altas horas de las noches, en barullo,
te incitan a envidiar ese otro mundo
donde todo para ellos es tan sencillo.

Juan Francisco Fernández

Tus Fiestas

¡VALSEQUILLO!. Para quien no te conozca,
cuando en un sitio cualquiera
oiga pronunciar tu nombre,
lo oirá con indiferencia,
que una cosa no se aprecia
si antes no se le conoce.
Pero a los que por fortuna
en ti vimos este mundo,
y en nuestro andar vagabundo
nos puso la desventura,
nuestra ausencia en menos dura
y el recuerdo más profundo,
cuando hablamos con orgullo
de ti, que eres nuestra cuna;
en la mente, tu figura
nos mantiene siempre juntos…
Desde casi toda España
Y de Europa en muchos puntos,
convergen nuestras miradas
en ti, que aunque casi oculto
te encuentras en nuestro mapa,
los ojos de nuestras almas
no te ven tan diminuto.
Mi imaginación inquieta
te agiganta en la distancia,
y cuando con añoranza
mis emociones se mezclan
con visiones inconcretas
y recuerdos que se escapan,
me conviertes en poeta
en mi afán por expresarlas…
Cada vez que de escapada
visito tu amada tierra,
un recuerdo es cada piedra
con el que se nutre el alma.
Y cuando regreso a casa
y mi cuerpo se destierra,
mis pensamientos te sueñan
y tu imagen me acompaña.
Como en una cinta pasan
tiempos de desdichas y penas,
que me incitan al poema
sazonado con nostalgias…
Fuiste perdiendo habitantes
cuando muchos de tus hijos,
por esos mundos perdidos
se erigieron emigrantes;
pero hoy, ya pasado el tiempo,
por cada hijo que perdiste,
son muchos los que hiciste
ser su pueblo predilecto;
pues a los hijos y nietos
de todos los que se han ido,
el nombre de Valsequillo
tiene un rincón en su pecho.
Muchos no te han conocido
por nacer en otras tierras,
y otros apenas se acuerdan
por los años transcurridos;
pero todos, solo al oírnos
comentar viejas historias,
te tienen en su memoria
y se saben su camino.
¡Cuántas veces a la espera
de que llegara su sueño,
por boca de sus abuelos
saben lo que eran sus Ferias!
Porque de todos los pueblos
que circundan ese valle,
ninguno tenía dos bailes
esos días, y una Caseta.
Se juntaban tres Orquestas
sin tener tus hijos miedos,
a la falta de dinero,
ni al hambre, ni a la miseria.
¡Cómo siento la nostalgia
de aquellos días de Feria,
a pesar de la miseria
que reinaba nuestra casa!.
En mi ilusión aún suenan
gritos lejanos y risas,
que aunque remotas, incitan
a bendecir esta tierra.
Por eso cuando tu Feria
se celebre, Valsequillo,
aunque muchos de tus hijos
no puedan venir a verla,
los que están aquí que sepan,
que de mil sitios distintos,
se oirá un unánime grito
diciendo: ¡viva tu Feria!.

 Juan Francisco Fernández

Al pueblo de Valsequillo

Eres chiquitito y bonito,
eres como yo te quiero.
Eres como un lucerito,
en medio del firmamento.
Así eres tú,
mi pueblo natal y querido,
en medio del campo andaluz,
como una joya en su cofre,
llena de resplandeciente luz.
Eres blanco como un nardo,
con la pureza del lirio,
con tus casitas blanqueadas, y
en tu campanario, un nido.
Soy tu hija aquí nacida,
mi Valsequillo querido,
muy conocida de todos
y también de mis amigos.
Me has visto jugar, crecer
y corretear por tus calles;
por esas calles que antes pasaban
carros, mulas y cochinos.
¡Cuántas muchachas, a la fuente
a por agua, caminábamos con el
cántaro a la cabeza y el
botijo de la mano!.
Ya eres un pueblo elegante,
limpio y muy requetebonito.
Ya por tus calles circulan
grandes tractores, coches y motorinos.
Tienes una plaza preciosa,
con rosales, palmeras y pinos;
y en muchos de tus rincones,
un jardín lleno de flores.
¡Quién te ha visto
y quién te ve!,
todo pintado de blanco,
que deslumbras los ojos
de algunos que miran alto.
Valsequillo, Valsequillo,
no sabes con cuanta ilusión
veo pasar el calendario,
meses, semanas, días
y las horas del reloj;
y decirle a mis vecinos:
¡ea!, ya estamos aquí otro año;
para pasar estas fiestas,
para bailar más y mejor,
por eso a todos os digo con emoción:
no os critiquéis los que estáis,
ni tampoco a los que venimos,
ni nos llaméis forasteros,
que hijos del pueblo hemos sido
y lo seguiremos siendo mientras,
Dios nos tenga vivos.
Dejad que la juventud
se divierta como quieran,
todos jóvenes fuimos ya
y nos divertimos a nuestra manera.
Tenéis un alcalde joven
con ganas de trabajar.
Protegerlo, apoyarle,
que él os ayudará
¡Qué barrio tan bonito,
nos puso el Ayuntamiento!
No olvidéis nuestra Estación,
que aunque hoy sin viajeros,
fue nuestro paseo nocturno,
para ver pasar el correo.
¿Qué me decís del Estanque?
Han pasado tantos años
que las mujeres lavaban
y las parejas de noche,
miraban tu cielo estrellado…
Valsequillo de mi vida,
cada vez te quiero más,
lástima que hay que estar
lejos de ti para apreciarte
y ensalzarte.
Eres pequeño en terreno,
pero grande en corazón,
por todo mi recorrer,
por los pueblos de mi España,
ninguno me llena tanto
como tú, Valsequillo de mi alma.
Tienes unos habitantes
Generosos y serviciales, que
te hacen un favor,
si quieres a cada instante.
Y con esto ya termino,
para no cansaros más,
divertiros en la Feria,
bailar mucho y mucho más
y pensar que no hay otro pueblo
como VALSEQUILLO.
¡Viva su gracia especial!

Anónimo

Valsequillo

Valsequillo, Valsequillo
nadie a acompañarte baja
nadie se detiene a oír
cómo vas y que te pasa.
Indiferente o cobarde
algunos te dan la espalda,
no quieren ver en tu espejo
tus casitas desdentadas.
Valsequillo misterioso
con tu hermoso torreón
sin gozar veo tu tristeza
y sufriendo tu dolor.
Eres sabia indeferencia
y reluces como el sol
eres mi patria querida
de laurel, espina y dolor.
Villa alegre y sonriente
villa de fachadas blancas
Sigue moliendo tus mieses
de cosechas mal logradas.
Todo el mundo da opiniones
y la gente sigue hablando
lo que unos dicen negro,
los que otros dicen que es blanco.
Que loca ambición tenemos
por hablar sin saber cuando
si para vivir tan poco,
de qué vale saber tanto.
Felizmente vivirá
el que siempre ha sido incauto
burlará las amenazas
del influjo de los astros.
Yo quisiera para ti
alegre y con mucha marcha,
hacerte un libro de versos
pero con distintas aguas.

Piña

El recuerdo aviva la nostalgia

¡Valsequillo…!
Pueblo noble y campesino,
rubio de trigo y cebada.
Tierra alegre y entregada
que haces alegre el destino.
Cuidas la ganadería
y las buenas montaneras
y nos descuidas ni un día
la atención a las maderas.
¡Qué triste estampa en mi tierra, la de
hermosos olivares,
cuando sonó en sus lugares horrible
fragor de guerra!.
Recordar es ya quimera
que daña nuestros sentidos, rotos,
maltrechos, heridos
por la cruel tolvanera.
Los facciosos eran fieras
aunque con piel de cordero,
y como yo lo refiero
se comportaron de veras.
Era el año treinta y siete…
¡fue una triste madrugada! entre
una gran algarada
el pueblo se fue al garete.
En los Bermejos anclamos…era
tan sólo un cortijo
donde nos dieron cobijo
y donde tristes lloramos.
Pronto fue foco de fuego,
los tiros nunca cesaban,
hubo que largarse luego
en busca de otra posada.
Y hacia Abenójar nos fuimos
pueblo de Ciudad Real
y allí la guerra fatal,
ya su final descubrimos.
Y en el año treinta y nueve, como
ave migratoria,
más con pena que con gloria
a nuestro pueblo volvimos. Los
destrozos que allí vimos…quedarán
para la historia.
Por fin la guerra acabó…
todo era desolación
que arruinó nuestros hogares.
Sufrimos los abatares
con pena y resignación.
Las envidias, los rencores,
los humos del vencedor,
en el pueblo se cebaron
sádicos, sin corazón.
Remontados los cuarenta,
con el tiempo transcurrido,
el pueblo puede ser reconstruido
aunque de forma muy lenta.
Una empresa constructora
de regiones devastadas,
fue en parte la salvadora.
Pudo ser recuperada
parte de gente trabajadora.
A mí me admitió la empresa
como peón ordinario,
y aunque escaso era el salario, pues
sólo ganaba un duro,
algo alivio nuestro apuro
del alimento, del alimento diario…que
nunca estuvo seguro.
Y para que no haya duda,
pues lo que he dicho es bien cierto, lo
puedo justificar
para que surta efecto,
con la cartilla profesional,
como el mejor documento.
¡VIVA VALSEQUILLO!

Piña